sábado, 10 de noviembre de 2012

DIVERBIUM - club de lectura #2

La segunda edicion del Club de lectura DIVERBIUM.  Anfitrión: Gelu Vlasin, escritor. El segundo encuentro tiene como autor invitado a Gladys Rodas, escritora. Tambien disfrutaremos juntos de lectura con la discusión en torno al libro de Alexandru Ecovoiu - Los tres niños Mozart, Adaramada Ediciones, 2008 (traducción de: Joaquín Garrigós). Te esperamos en el Club de lectura DIVERBIUM, Tel. : +34 691 538 369, e-mail: diverbium.club@gmail.com. Patrocinador: FEDROM. Proyecto financiado por: MCU. Colaboran: Reteaua literara y Romania din Diaspora



Anuntam cea de-a 2ª editie a  Clubului de lectura DIVERBIUM. Amfitrion: Gelu Vlasin. Intalnire va avea loc sambata viitoare. Invitata: Gladys Rodas, scriitoare. In cadrul clubului vor avea loc si discutii pe marginea cartii lui  Alexandru Ecovoiu - Los tres niños Mozart (Cei trei copii Mozart), Adaramada Ediciones, 2008 (traducción de: Joaquín Garrigós). Va asteptam la Clubul de lectura DIVERBIUM, Telefon: +34 697 590 536. Patrocinador: FEDROM. Proiect finantat de MCU. Partenerii acestui eveniment sunt: Reteaua literara si Romania din Diaspora.




Alexandru Ecovoiu (Bucarest, 1943). Una vida bastante compleja. Ha tenido diversos trabajos: funcionario, obrero, delineante o intendente de Museo. Desde hace unos 15 años se dedica solo a la escritura. No pertenece ni ha pertenecido a ninguna formación política. Vive aislado en una aldea situada en una zona de colinas, a cien Km. de la capital. Llamó la atención del público y los críticos literarios con la aparición de su novela «Saludos», en 1995, que recibió el Premio de la Unión de Escritores de Rumania en 1996; fue nominado al premio LiterArt-XXI, en los Estados Unidos, 1997 y recibió el premio Observator, en Múnich, 1998. Las apreciaciones anteriores se confirmaron en 1997 al publicar la novela «El balneario» (premio de la Academia Rumana). En 2001 publicó el libro «Los tres niños Mozart» (nominado al premio ASPRO) y en 2002 la novela «Sigma» (Premio de la Asociación de Escritores de Bucarest). Del mismo autor, en la editorial Polirom (la mayor de Rumania), aparecieron «Saludos» (2004, 3ª edición), «El orden» (2005), «Sigma» (2005, 2ª edición). Ha sido invitado a lecturas públicas de su obra en Austria, Alemania, Francia y España.

Joaquín Garrigós, licenciado en Filología Hispánica y en Derecho. Traductor especializado en literatura rumana, ha traducido al español la mayor parte de la obra narrativa y memorialística de Mircea Eliade. Ha publicado diversos artículos sobre temas eliadianos en revistas literarias de España, Rumania y Méjico. Premio de Traducción de la Unión de Escritores de Rumania. Miembro de la Asociación Colegial de Escritores, sección de Traductores


Los relatos reunidos en Los Tres niños Mozart constituyen lo que pudiera denominarse el cumplimiento geométrico de la circunferencia: línea curva, cerrada, de puntos equidistantes de un centro habitado por la prosa más sobradamente estremecedora, que se manifiesta alternativamente como densidad o ligereza. Una u otra, siendo la misma, entre invención, sorpresa, búsqueda y hallazgo, ofrecen la placidez exquisita de ese milagro estético que representa la autentica narrativa. Es el suyo un estilo cimentado en la meta de lo profundo, desde caminos inteligibles, perceptibles, claros y extravertidos: se diría que los diferentes relatos de Alexandru ECOVOIU son fruto de una experiencia plenamente vivida, aun en la disparidad de sus protagonistas y de cada una de las historias narradas.

(Alexandru Ecovoiu, Gelu Vlasin y Joaquin Garrigos


"Nosotros hemos sido niños Mozart. Tres gemelos. Cada uno de nosotros se ha expresado en un campo distinto. Yo pintaba como los ángeles. «Seguro que nadie en el mundo, a los cuatro años, lo ha hecho mejor», dijo uno de mis profesores. «¡Creo que nos encontramos ante un niño Mozart!» Y explicó a mi padre que había hecho la comparación con el autor de La flauta mágica porque en las artes plásticas, hasta que aparecí yo, jamás se había conocido un artista tan precoz. Trabajaba de las formas más diversas. Parecía el mensajero de todas las escuelas de pintura. Conmigo la naturaleza alcanzaba lo sublime y cerraba un círculo. No me refiero a mi insólito don sino al hecho de que, según apreciaban mis maestros, sintetizaba lo que hasta entonces había estado en decenas, en centenares y en miles de maestros del pincel. Otro de mis hermanos, el Mediano (yo soy el primogénito), era un acróbata fantástico. También a los cuatro años realizaba unos números de equilibrio como nadie. El momento culminante era caminar por el hilo de una telaraña. ¡Atravesaba un bulevar a la altura del séptimo piso! La gente creía que se trataba de hilo de acero. Los sempiternos ataques de los incapaces. El Pequeño escribía poesía. Sólo sonetos. A los cinco años ya había publicado un pequeño poemario. Los críticos estaban desconcertados e insinuaban que los versos los había compuesto otro. Para esclarecer definitivamente las cosas, encerraron al pequeño bardo en una habitación y le dieron tres temas para que improvisara un poema de cada. El niño se asustó y se echó a llorar pero cuando le dijeron que si terminaba rápido se iría a jugar se animó. Cuando aún no había pasado una hora tocó a la puerta. A falta de algunos retoques porque lo había hecho de prisa y corriendo, los sonetos eran más hermosos que nunca. A los seis años escribió una epopeya. Una especie de leyenda en verso. Más o menos quince mil versos. A los nueve años rehusó seguir escribiendo. Decía que no podía más. Ni a palos hubo forma. Porque mi padre nos pegaba. Decía que éramos holgazanes. Al Pequeño le solicitaban trabajos para revistas, salía en televisión, se publicaba su obra y ganaban incomparablemente más que nuestro padre, un triste funcionario. Las cosas se complicaron porque, también por la misma época, el Mediano empezó a engordar de repente y sus acrobacias por un hilo de tela de araña se volvieron imposibles. Ni por una cuerda podía ya caminar. Sólo por una viga. Y él también había sido una fuente de ingresos para la familia..."

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